Fuencaliente de Mira. Un recuerdo bajo el agua

 


Decía Mercedes Sosa que todo cambia y no hay verdad más grande. A veces pensamos que cambian las personas, las casas, los coches, los animales de compañía y no reparamos en que también cambia, y mucho el paisaje. Secanos que ahora son regadíos. Montes que ahora son carreteras. Pueblos que ahora son agua…

Una de estas historias es la de la localidad Fuencaliente de Mira. Una pedanía de la localidad conquense de Mira, con toda una historia por contar que comienza en el siglo XIV, momento en el que existe la primera referencia documental,  cuando el Señor de Utiel, Beteta y Tragacete, dona a su hermana la entonces “dehesa de Fuencaliente”, que pertenecía al término municipal de Requena (Valencia)..

En una situación “normal”, esta dehesa hubiese pasado de padres a hijos, con las herencias, y así también el uso y disfrute de la misma. Con Fuencaliente de Mira fue así solamente durante un siglo, porque ya en el XV Diego Zúñiga, hijo de Juana de la Cerda, reclamó la mitad de la dehesa, argumentado un derecho olvidado de su familia.

Requena para evitar discordias, pagó la parte reclamada a Zúñiga,  130 mil maravedíes, que evitarían que la localidad tuviese que desprenderse de estas tierras.

Pero como cualquier labriego sabe, las lindes se van moviendo a favor de quien tiene las herramientas más potentes y la localidad de Mira (Cuenca) protestó por haberle usurpado parte de sus tierras.

Este conflicto que empezó en el siglo XV, permaneció vigente durante casi todo el siglo XVI, cuando una sentencia firme, dio la razón a Mira.

Durante dos siglos, la ya definitivamente aldea de Mira, disfrutó de  paz y sosiego, con un buen grupo de labriegos que vivieron allí hasta final del siglo XVIII.

Pero lo mejor estaba por venir. Ya en el siglo XIX, un vecino de Motilla de Palancar (Cuenca), de nombre Francisco Portillo, compró la dehesa, junto con otras tierras del término municipal de Mira para ponerlo de cultivo con un buen número de colonos, que lo trabajarías y para los que construyó un buen número de casas.

En 1856 Fuencaliente de Mira ya tenía ermita y antes de terminar el siglo XIX, en 1890, se había convertido en la aldea más importante de Mira con 530 vecinos que residían de forma permanente en el lugar.

La riqueza, el trabajo y la paz se acabaron en 1960, cuando la dictadura franquista decidió expropiar las tierras para construir un embalse. Un total de 47 familias tuvieron que abandonar sus casas para ser trasladadas a la localidad valenciana de Picassent.

En 1974 concluyeron las obras del pantano y desde entonces Fuencaliente de Mira quedó sumergido bajo las aguas del río Cabriel.


Así lo que un día fue un apacible pueblo lleno de gente, alegría, trabajo y paz, hoy es… agua.

P. Moratilla 

Comentarios