Leyendas y realidades del puente de Santa Catalina

 




Desde primeras horas de la mañana, el miedo por el puente se hizo presente. Quien conoce la historia de Talavera sabe que este puente ya lleva mucha agua pasada entre sus ojos, no en vano es el puente más antiguo de Talavera de la Reina (Toledo) porque ya los romanos pudieron disfrutar de su paso por él y en todo este tiempo, el agua no siempre pasó acariciándolo. En el siglo XV necesito de una reconstrucción, que le dio la apariencia con la que le conocemos dejando su parte más antigua precisamente por debajo del nivel del agua.

Desde entonces ha sido restaurado en varias ocasiones, la última de ellas en el año 2002, por eso muestra disparidad en cuanto a sus ojos, unos redondos y otros cuadrados. En 2021 obtuvo la catalogación de Bien de Interés Cultural, en la categoría de "monumento".

Un puente que representa la magia talaverana  porque está envuelto en historia y al que no le faltan las leyendas como la que cuenta que bajo él hay un pasadizo que conduce al otro lado del río y que parte del casco antiguo de la ciudad.


Cuentan que en este pasadizo había un tesoro, que había llegado hasta Talavera, traído desde la Atlántida. Esa ciudad mítica que dominó el oeste de Europa y el norte de África, hasta que Atenas consiguió detener su avance.  El tesoro fue guardado bajo el puente de Talavera por unos seres diminutos a los que se conocía como pequeños hombres pálidos.

Para quien no pueda hacer alarde de buena imaginación, y le cueste trabajo imaginar esta historia, el puente de Santa Catalina cuenta con una más realista.

Cuentan que los días de luna llena del mes de noviembre, puede verse en el reflejo en el agua, bajo los ojos del puente, el rostro de una bella mujer, conocido como el “fantasma de la costurera”.

Una historia surgida en el siglo XVI, cuando los inquisidores se paseaban por las calles de la ciudad. En aquel tiempo vivía en Talavera, una costurera de nombre Carmen. Dicen quienes la conocieron que era la más bella mujer de la comarca, aunque vivía  dedicada de forma exclusiva a su trabajo.

Los hombres competían por ganarse su cariño pero Carmen, de familia humilde, tenía poco tiempo para dedicar al ocio, ya que llevaba sobre su espalda la responsabilidad de sacar adelante a sus cuatro hermanos pequeños, tras haber quedado huérfanos. Los jóvenes talaveranos se arremolinaban en el entorno de la casa de Carmen, para verla coser sin parar a través de la ventana.

Un grupo de mujeres, envidiosas de la situación, acusaron a Carmen de brujería ante la inquisición, argumentando que si había tantos hombres alrededor de su casa era porque Carmen había conjurado al diablo para ello, o les había hecho beber un elixir maléfico, así que Carmen fue juzgada y condenada injustamente.

Tras el juicio fue quemada viva en la hoguera y sus cenizas fueron lanzadas al río Tajo, desde el puente de Santa Catalina. 

Desde entonces cada noche del mes de noviembre, cuando hay luna llena, el rostro de Carmen se deja ver en las aguas del Tajo.

Anoche, 22 de marzo de 2025, Carmen dormía bajo el puente, pero la furia del agua del Tajo la despertó tras comprobar que el puente cayó rendido a la fuerza atroz de un río cansado de sufrir, que por una vez consiguió sobrepasar el curso del agua.

Con las luces de la aurora, se ha oído al río hablar con Carmen para explicarle que las piedras permanecerán allí, a la espera de que los talaveranos, vuelvan a levantar su puente una vez más…

 

P. Moratilla

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