Qué pereza la vuelta a la realidad

 



Terminamos las navidades una vez más con el pensamiento de “menos mal que terminamos con ellas y no terminaron ellas con nosotros”. Superado este momento da mucha pereza volver al ruido de fondo de la derecha y la ultraderecha con Pedro Sánchez, la mujer de Pedro Sánchez, Abalos, Koldo… enmierdando todo como si no hubiera mañana y como si su inteligencia no les dejara más trinchera para ganar las elecciones que el “difama que algo queda”.

Volvemos a las rutinas y con ello a los titulares habituales de prensa, pero hoy existe uno que nos hace pensar por un momento en el pasado para poder comparar soflamas. Este martes se juzga a Francisco Álvarez Cascos por “apropiación indebida” de 181.648 euros.

El que fuera vicepresidente primero del Gobierno del PP con José María Aznar, además de ministro de la Presidencia y Ministro de Fomento, presidente del Principado de Asturias y secretario general del PP desvió dinero del partido Foro Asturias, para gastos que nada tienen que ver con los de la representación del partido que ostentaba en ese momento, pagando con ellos cosas como la realización de un psicotécnico, zapatos, desplazamientos varios, gastos de hotel, gastos de hotel de un familiar. Pedidos de comida a domicilio particular y también a nombre de 5 familiares del político, además de una videoconsola, varios billetes del AVE, entradas para la Copa Davis, el Museo Thyssen o el del Prado, restaurantes varios o la compra de una cama, moqueta, tapicerías e incluso visillos.

Este era el colofón de su vida política, cuando además se ha sabido que en sus tiempos de Ministro de Fomento, cuando las incompatibilidades de prohibían gestionar y/o administrar empresas, tenía una mercantil que aun apareciendo a nombre de su esposa, nunca dejó de ser administrada y gestionada por el asturiano.

Si uno tiene en cuenta estos datos y (aunque con mucha pereza) tira de hemeroteca, vemos que el denominador común de los ministros de Aznar es “uniforme”, porque cuando se habla de Cascos es inevitable pensar en Rodrigo Rato, el Super-ministro que fue gerente del Fondo Monetario Internacional, vicepresidente primero y segundo del Gobierno de Aznar, además de ministro de Economía y portavoz en el Congreso, pero que termino siendo condenado, no imputado… no, condenado por sentencia firme a 4 años y seis meses de cárcel por las “Tarjetas Black” y a otros 4 años y 9 meses, además de multas por valor de más de 2 millones de euros y un pago a Hacienda de casi 600 mil euros, como culpable de tres delitos contra la Hacienda Pública, un delito de blanqueo de capitales y un delito de corrupción entre particulares. Y esto no son especulaciones ni campaña electoral para ganar elecciones, esto son sentencias firmes.

Sacados estos nombres, comienza el ruido de la corruptela entre los ingresos en prisión, por sentencias firmes, del tesorero del PP, Bárcenas. El diputado por Pontevedra, Pablo Crespo o la directora del Consorcio para el Desarrollo Económico de Baleares, Antonia Ordinas, en cuyo jardín se encontraron enterrados 240 mil euros, vuelve a resonar el nombre de Jaume Matas, ex presidente de Baleares,  procesado por prevaricación, cohecho, malversación, apropiación indebida, falsedad documental, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, delito fiscal y delito electoral, por el que fue condenado a 6 años de cárcel por el caso “Palma Arena” y otros 3 años más por el caso “Nóos”.

Jaume Matas que no tiene que ver nada, más que las siglas que a ambos amparan, con Ana Mato, condenada también y multada al pago de 27.857 euros por beneficiarse de regalos, viajes y eventos familiares.

Hay que insistir en que estos no son imputados, no son investigados, son directamente sentenciados considerados culpables.

La humanidad o la pena han hecho que una de las sentencias de corrupción del PP haya pasado más desapercibida, pero no por ello menos importante. La que afecta a quien fuera ministro de Trabajo de Aznar, que también desarrolló sus labores como portavoz del Gobierno, presidente de la Generalitat Valenciana y la portavocía del PP en el Congreso de los Diputados. Hablamos de Eduardo Zaplana condenado a 10 años y 5 meses de cárcel, además del pago de multas por valor de más de 25 millones de euros, por blanqueo de capital, cohecho, prevaricación, malversación de fondos públicos, tráfico de influencias, fraude en la contratación, delito fiscal, falsedad documental, asociación ilícita para delinquir y pertenencia a grupo criminal.

Ahora volvemos a la agenda de hoy, para seguir buscando un atisbo de culpabilidad en el comportamiento del presidente del Gobierno o su familia, con tal de ensuciar un poco más el escenario político. Claro que más le da a quienes ya tienen todo su escenario lleno de “basura” política.

El novio de Ayuso, Alberto González Amador, reconoció un descuadre en sus declaraciones de la Renta de los años 2020 y 2021, que según han publicado los medios está en 350.951 euros, y que estaba dispuesto a pagar junto con el 4 por ciento de recargo por los intereses de mora. Un caso que nos trae a la mente otro caso más del PP, esta vez en Baleares, y que tenía como protagonista a Carlos Fabra, a quien le condenaron a 4 años de cárcel por defraudar 700 mil euros a Hacienda, acusado de tráfico de influencias, cohecho y delito fiscal.

De verdad…. ¡Qué pereza da volver a la realidad¡

P. Moratilla 

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