La historia del “constitucionalismo” de PP y Vox

 

Imagen: Europa Press 

 

La política muestra los mejores instintos de las personas, pero también puede señalar los peores. De ello hay pruebas a lo largo de la historia. El tiempo nos ha hecho ver quienes parecían “borreguitos” y han resultado ser auténticos lobos y también a la inversa.

Los nuevos políticas aterrizan en el panorama político queriendo enseñarnos cómo ha de ser, cómo se debe gobernar, quien debe ser el presidente de la nación, para que todo cambie. Quienes solo han vivido en democracia, tienen más difícil entender cómo sería si ellos gobernaran, los que lo hicieron en otro tiempo. Para los que nacieron antes y se comieron 40 años de dictadura, todo es diferente y para los que vivimos la transición no deja de ser algo… que nos trae ciertos recuerdos poco agradables.

La derecha española, quiere hacerse ver como adalid de la defensa de la igualdad o del feminismo, algo que hasta hace poco tiempo repudiaban públicamente, tal como hoy lo siguen haciendo “a petit comité”, aunque en el discurso público digan lo contrario.

Ahora resulta que Vox y PP son los más constitucionalistas de la historia y engañan con demasiada frecuencia a electores poco duchos en la lectura o tan jóvenes que no han podido comprobar aún de qué habla la derecha cuando habla.

De sobra es conocida la frase de “Es necesario conocer la Historia, porque de lo contrario estás sentenciado a repetirla” y eso en estos días, a los que le cuesta tanto leer, puede tener nefastas consecuencias. Sin embargo si existe constancia de lo que ocurrió cuando se elaboró la Constitución española.

Solo un partido político, de todos los que participaron en su día en la elaboración, se ha mantenido indeleble al paso de los años. El PSOE. El resto o han desaparecido o han cambiado sus siglas, y a veces incluso "sus principios" como Groucho Marx. 

El 15 de junio de 1977, tras las elecciones generales, el Congreso de los Diputados llevaba a la práctica la iniciativa constitucional del artículo 3 de la Ley para la Reforma Política y un mes más tarde aprobaba la creación de una Comisión Constitucional para redactar el proyecto de una nueva Constitución española.

En el mes de agosto de 1977 Se constituyó la Comisión con 7 ponentes: .Jordi Solé Tura (PCE), Miquel Rosa (Minoría Catalana), Pérez Llorca (UCD), Herrero y Rodríguez de Miñón (UCD), Cisneros Laborda (UCD), Fraga Iribarne (ex ministro de la dictadura de AP hoy PP) y Gregorio Peces Barba (PSOE).

Esta comisión celebró un total de 29 sesiones entre agosto y diciembre de 1977.  En enero de 1978 el BOE publica el anteproyecto de Constitución y los votos de cada uno de los ponentes. Con ello se abría el plazo de presentación de enmiendas.

La respuesta fue irrepetible hasta la fecha en el Congreso de los Diputados. Fueron un total de 3.000 enmiendas presentadas en 779 escritos.

La Comisión debatió durante 24 sesiones entre mayo y junio de 1978.

Entre esas enmiendas estaban las Licinio de la Fuente, diputado por Toledo, (para no irme muy lejos) de lo que hoy es el PP, entonces AP. Enmiendas en las que decía entre otras cosas que la Constitución debería cambiarse porque no debería ser un estado aconfesional. En concreto decía que la redacción ideal de ese artículo debía ser: “Los poderes públicos tendrán en cuenta la mayoría católica de la población española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia”. Poco importaba, que la religión católica hubiese sido impuesta por el dictador. Cierto era que había una mayoría católica, pero lo era “por imperativo legal”, como todavía algunos sufrirán teniendo que llevar delante de su nombre el “María” o el “José” porque su verdadero nombre, el que eligieron sus padres, no era posible sin esta pequeña salvedad que imponía la iglesia. 

En lo referente al matrimonio, la enmienda presentada por AP en la persona de Licinio de la Fuente dejaba claro que “La redacción de este artículo parece amparar por igual al matrimonio y a las puras relaciones permanentes entre un hombre y una mujer, tal vez sea un efecto no querido, un error de redacción…”. En aquel momento solo los hijos habidos en el matrimonio eran hijos, lo demás eran “bastardos”. De ahí la dificultad de casarse con una madre soltera o con una viuda, porque sus hijos nunca serían los hijos de su marido. Y eso que en este tiempo no se hablaba de matrimonios gays, y de LGTBI. 

En el artículo 47, sobre el derecho de huelga, la derecha decía “…creo que es necesario incluir la posibilidad de suspensión del derecho de huelga.” ¿Para qué serviría entonces el derecho?

Por eso ahora cuando la derecha habla de acabar con las autonomías, a algunos no nos pilla de sorpresa. Ya en el 78 Licino de la Fuente decía “Me parece excesivo atribuir a las Asambleas Territoriales (hoy parlamentos autonómicos) las mismas facultades que se atribuyen al Gobierno ( en sus territorios)”, porque para la derecha española el máximo poder territorial debían ostentarlo Diputados y Senadores que era quienes representan a los territorios. Si esto fuera así, quienes tendrían el poder territorial pasarían la mayor parte de su tiempo en Madrid y en estos momentos solo Madrid tendría presidente del Gobierno, los demás seríamos meras “comparsas”, como lo fue durante la dictadura, con la excepción de Cataluña y País Vasco, donde para que estuvieran calladitos hacían buenas inversiones, las mismas que hoy aprovechan para pedir sus asignaciones "singulares". 

Sería muy largo analizar cuáles fueron las enmiendas presentadas por el hoy PP, en aquel momento AP, en el Congreso de los Diputados.

Por eso es muy importante valorar las palabras de Feijóo, cuando dice “nosotros no nos movemos de nuestro lugar”, “No cambiamos de opinión”, “No engañamos a nadie”. “No decimos hoy una cosa y mañana otra”.

El 31 de octubre de 1978 Congreso y Senado votaron la nueva Constitución española. En el Congreso fueron 345 los votos emitidos. De ellos 325 fueron a favor. 6 en contra y 14 abstenciones. De los 6 votos negativos, 5 eran de AP hoy PP . El PP en ese momento tenía tan solo 16 diputados en el Congreso y dos de ellos se abstuvieron.

El 6 de diciembre de 1978 el pueblo español avaló con sus votos la Carta Magna, con un 87,7% de los votos a favor.

El PP y Vox no son más constitucionalistas que nadie. Ya se encargan de dejar claro que ellos no cambian… que siempre son los mismos, sin olvidar que tan solo 6 diputados se negaron a la aprobación de la Constitución y 5 eran de lo que hoy es el PP. 

P. Moratilla 

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