martes, 26 de noviembre de 2024

UNA SERENDIPIA PARA HOY. El Quijote prohibido en Chile

 



Una de las cosas que más me gusta de mi trabajo es la parte que dedico a la investigación. En esta actividad aprendí lo que es encontrar una “serendipia” que la Real Academia de la Lengua define como “Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”.

De entre todas las serendipias que uno se puede encontrar por el mundo las hay tristes, amorosas, alegres, decepcionantes, pero todas ellas tienen en común el punto de la sorpresa. Como si se tratase de un regalo de la vida. Un regalo sin precio que nadie nunca te podrá arrebatar y que siempre será tuyo, aunque eso si puedes compartirlo con quien te quiera escuchar. El descubrimiento de la penicilina fue una serendipia e incluso la teoría de la relatividad.

Crearé una sección en este blog, a la que llamaré “serendipias” para compartir con todos mis lectores, aquellas cosas que aprendí por casualidad y que me sorprendieron enormemente.

Comenzaré con la primera: Augusto Pinochet, el dictador de Chile, “prohibió el libro más conocido de la lengua castellana, del que se han impreso más de 500 millones de ejemplares y se ha traducido a 140 idiomas, considerado la principal obra literaria de la lengua española, fundadora de la novela contemporánea e hito de la literatura universal. Segundo libro más veces impreso después de La Biblia.

Ese libro es, una seña de identidad de mi tierra, Castilla-La Mancha, y se trata de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”.

Así es, el Quijote estuvo prohibido en Chile durante la dictadura de Pinochet, absoluto admirador de Francisco Franco, por considerarla “un alegato en defensa de la libertad personal y un ataque a la autoridad convencional”.

El gran dictador que acabó con la vida de Salvador Allende, que se había mostrado amante de sus dos escritores favoritos “Ortega y Gasset”, compraba libros de manera compulsiva llegando a aglutinar un buen número de ellos en una gran biblioteca. Libros que nunca leyó, solo lo hacía por “aglutinar”, porque si hubiese leído, “otro gallo les hubiera cantado a los chilenos”, pero se dedicó a comprar libros, con dinero público, que iba atesorando sin orden ni concierto. Enciclopedias infantiles, entre otras cosas, que tras su muerte se vieron obligados a inventariar, eso sí, entre ellos no apareció ni un solo ejemplar de ninguno de los dos grandes Nobel de Chile. Ningún libro de Gabriela Mistral y ninguno de Pablo Neruda, que también fueron prohibidos.

No solo censuró El Quijote, además ordenó quemar más de 15 mil ejemplares del libro de García Márquez “Las aventuras de Miguel Littin, clandestino en Chile”, así como todos los que encontró sobre “cubismo”, porque entendía que esto era algo relacionado con la política cubana.

El dictador chileno al que se considera responsable de entre 1.200 y 3.200 asesinatos a civiles. De la detención de más de 80.000 personas. Con decenas de miles de torturados y un buen número de ejecuciones y desapariciones, murió sin que sobre su persona se hiciera justicia.

Benedetti dijo a su muerte “Es la muerte de un dictador que fue cruel con su pueblo. En este caso la muerte le ganó a la Justicia”. La portavoz de Margaret Thacher dijo estar “profundamente entristecida” por esta muerte, pero el que mejor lo definió fue el escritor mexicano Carlos Fuentes, al que preguntado por el hecho respondió “Es un mal día para el diablo, porque le van a quitar la presidencia del infierno”.

Hoy todo ha cambiado y es un auténtico placer para un castellano-manchego que un chileno pueda leer “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.  Un libro para el que no basta una sola lectura, porque cuanto más veces se lee… más se aprende para la vida.

P. Moratilla  

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Alas para volar...

Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.