El machismo recalcitrante de la derecha en el Congreso de los Diputados

 



Han pasado casi 10 años desde que el alcalde de Villares del Saz (Cuenca), del Partido Popular, llamara “puta barata podemita” a la portavoz del PSOE de Castilla-La Mancha en redes sociales.

José Luis Valladolid fue sentenciado al pago de 8.000 euros de indemnización a Cristina Maestre (dinero que fue destinado por decisión de la víctima a la lucha contra la violencia de género) así como el pago de la publicación de la sentencia en dos periódicos de tirada nacional.

Su vecino, el alcalde de Villar de Cañas (Cuenca), también del PP,  hace escasos dos años, afirmaba que “Irene Montero tiene llagas en la boca de chupársela al coletas”.

En ambas situaciones se puede comprobar la progresión “in crescendo” de los insultos machistas en política que se han multiplicado considerablemente, y lo que es peor, ya han llegado también a la sede del pueblo, el Congreso de los Diputados, Sobre todo en los últimos tres años, desde que Vox irrumpió en el hemiciclo. Hecho que no es de extrañar, cuando se pueden leer, en los medios de comunicación, las declaraciones de su líder, Santiago Abascal, en las que afirma con rotundidad  que “… el que no está en crisis es el macho magrebí. España está llena. Veo que algunas feministas que rechazan al macho ibérico van a cambiarlo por el macho magrebí, y creo que se van a equivocar”.

El último episodio de machismo en el Congreso, protagonizado por Vox ha sido el ataque del diputado Pedro Fernández contra la diputada de Podemos, Martina Velarde, que tras hacer una defensa de Clara Campoamor, “Venir aquí a hablar de Clara Campoamor, cuando se tuvo que exiliar por gente como ustedes que hoy ocupan escaños, es una absoluta vergüenza”, el diputado de Vox apostilló “¿Se ha tomado hoy la pastilla?”.

No lo dijo ante el micrófono, lo hizo para que fuera oído por sus colegas de bancada y así hacer la gracia del día a costa de algo tan doloroso como es la violencia de género.

El problema de Fernández, es que tiene por vecino a Gabriel Rufián, que no tuvo ningún reparo en denunciarlo públicamente, esta vez sí, con micrófono para que quedara constancia de la actitud cobarde de los diputados de Vox que se esconden en el anonimato del murmullo o en las laberínticas redes sociales.

Tras la denuncia pública, el diputado catalán añadió “Si no ponemos pié en pared, nos van a comer”.

Sorprendió enormemente el comportamiento de la diputada María Jesús Moro, del PP, que en su intervención comenzó diciendo “Martina, mi apoyo, mi consideración y a todas las mujeres. No vamos a tolerarlo”. Lamentablemente, estas palabras que no salieron de la boca de Gamarra o Álvarez de Toledo, ni siquiera de la de Feijóo.

Ante esta situación, el diputado ultraderechista de Vox, aprendiz modélico de Isabel Ayuso, se defendió diciendo que no había dicho ”¿se ha tomado hoy la pastilla?”, sino “ancha es Castilla”, haciendo un símil con el gusto por la fruta de la presidenta madrileña, más cerca del líder de Vox que de su propio jefe de filas.

PP y Vox ya no nos extrañan. Ya sabemos que este tipo de comportamientos no se penaliza en la derecha política española. Nadie ha olvidado el caso de Nevenka Fernández que tuvo que denunciar por acoso sexual al alcalde de Ponferrada (León), del PP. Tal vez  menos conocido sea el caso de Carlos Flores Juberías, actualmente diputado de Vox, denunciado por violencia psíquica habitual, coacciones e injurias a su pareja, o Juan Carlos Fernández (PP) concejal de Rivadavia, detenido por amenazar y zarandear a su esposa en la calle. También Javier Liso (Vox) hoy ex concejal de Badajoz, denunciado por amenazas a su pareja.

Si lo hacen con sus parejas ¿qué no harán con las demás?

Las salidas de tono, machistas y malsonantes, con protagonistas de la derecha siguen aumentando, como bien dice Rufián, aunque siempre las han tenido presentes. En 2018 la, entonces, vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, hacía un discurso que concluía diciendo “…la sociedad española es madura democráticamente”, a lo que un diputado del PP añadió entre risas “Tú sí que estás madura”; o cuando la diputada de Compromís, Marta Jurlí, denunció en su día como un diputado del PP llamaba “zorra” a la portavoz socialista, Adriana Lastra.

Las mujeres esperamos más comportamientos como los de Gabriel Rufián, Marta Jurlí e incluso el de la propia diputada del PP; María Jesús Moro, para que el Congreso de los Diputados deje de ser el patio de colegio en el que se ha convertido, desde que Vox ocupa parte de sus escaños.

P. Moratilla

Comentarios