Es difícil saber cuál es el concepto que algunos
políticos tienen de los ciudadanos. También es muy difícil valorar, por qué a
un trabajador se le da media hora, treinta minutos, para comer y algunos
políticos necesitan 2 horas y 45 minutos para ello. Seguramente será por la
misma razón que a un trabajador que incumple sus funciones se le despide, pero
a los políticos que no cumplen con sus responsabilidades nos los tenemos que “comer
con patatas” agradecidos de que “si ellos consideran que no han hecho bien su
trabajo, no se presentarán a la reelección”
La consejera valenciana Nuria Montes, era la
responsable (ante la ausencia de Carlos Mazón) de las medidas a tomar por la Dana
que azotó Valencia el pasado 29 de octubre. Una consejera que desconocía que
había una forma de avisar, a través del teléfono móvil, a los ciudadanos que
estaban en auténtico peligro por la crecida de ríos y acequias.
Nuria Montes ha pagado con su puesto la desidia del
presidente valenciano que era quien debería haber estado en su sitio la fatídica
noche del 29 de octubre, porque “donde hay patrón no manda el marinero”.
Esta licenciada en Derecho, defendía su puesto,
liderando la conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, que en
este caso era como poner al “zorro guardando las gallinas”, porque recordemos,
se acercaba el puente del 1 de noviembre. Miles de madrileños se desplazarían a
Valencia a disfrutar de las altas temperaturas y finalmente así fue, aunque los
visitantes no pudieron ir a la playa, sino a colaborar en la limpieza de lodos,
buscar desaparecidos o incluso a sacar cadáveres de los sótanos.
Lo más llamativo de toda la historia política de la Dana,
es la contradicción del PP entre el “jefe nacional” y el “jefe regional”.
El nacional, ha permitido que el regional emplee 2 horas
y 45 minutos en comer ante una situación de “emergencia nacional” que se
desarrolla solo en parte de su territorio autonómico pero pide al presidente
del Gobierno, Pedro Sánchez (PSOE), la declaración del estado de emergencia,
para quitarle la potestad decisiva al presidente valenciano probablemente para que
siga comiendo con periodistas y negociando cargos públicos. Eso debe ser lo
realmente importante para Feijóo.
Por su parte, el presidente de la comunidad autónoma
no está del todo de acuerdo porque se siente capaz de realizar con éxito la
reconstrucción de las zonas afectadas, aunque no considerase indispensable su
presencia cuando había que tomar decisiones para evitar la catástrofe, eso sí, exigiendo imperativamente la ayuda
inestimable del Gobierno de la nación, que dicho sea de paso, para eso está y
que cumpliendo con su obligación ha
mandado brazos y cantidades ingentes de dinero.
Si Mazón, hubiese estado en su puesto el 29 de
octubre, seguramente habría la misma cantidad de barro que limpiar y la misma
cantidad de agua que achicar pero seguramente habría muchas menos víctimas en el
cementerio, razón que ha llevado a la concejala del PP del Ayuntamiento de
Aldaia a dimitir porque no entiende como su partido “deja abandonados a los
vecinos”.
Ante esto Feijoó pone en valor que Mazón haya dicho
que “no optará a la reelección si no tiene éxito en la recuperación”, para explicar a continuación que esa potestad
quien la tiene es el propio partido
¿Por qué dicen una cosa y la contraria y sin embargo
acusan de esto mismo al gobierno central? ¿Por qué siempre el PP acusa a otros
de sus propios errores?
Dicen los expertos que este síndrome de culpar a los demás tiene una seria consecuencia, ya que al no asumir una parte de la responsabilidad, el afectado se priva de oportunidades valiosas para el aprendizaje y crecimiento emocional. Así que los ciudadanos nos tendremos que comer que el PP siga sin aprender de sus errores y haga política culpando a los demás, algo que sin duda le lleva a multiplicar el número de bulos que sale de sus bocas, por no decir el continuo "sostenella y no enmendalla" de su gestión, da igual en los desastres que con la corrupción.
Feijóo insulta, menosprecia y crea cierto
desasosiego cuando habla del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez mientras
intenta poner un “tupido velo” sobre la figura de su presidente valenciano a
quien, siendo el máximo exponente y protagonista, ni siquiera cita cuando habla
de la Dana, justificando su gestión con un “el error de Mazón fue pensar o
creer que no era necesaria su presencia” y… ¿le parece poco?
En la calle Génova se van perfilando los papeles. A
Feijóo ya no le hace caso ni Mazón, mientras la popularidad de Ayuso sigue “in crescendo”,
como su sueldo, superior al del propio presidente del Gobierno. Mazón va de por
libre y Tellado sigue aprovechando el “a río revuelto…”. Gamarra se dibuja cada
mañana su “sonrisa profiden” que ya no engaña a nadie y se vuelve mimética con
el balanceo de cabeza de su jefe de filas, ese que denota un cierto desasosiego
interior, mientras Ayuso les observa a todos ellos, con su mirada inquietante, esperando
ver las “barbas de sus vecinos caer”.
Todos los “populares” han hablado de Valencia. Todos
ellos utilizan un lenguaje bélico para hablar de política, son los mejores
culpando a los demás de sus errores, pero de todos ellos no he visto a ninguno que
de verdad esté preocupado por los valencianos.
P. Moratilla